El otro día, en el curso de alemán, la profesora nos sugirió preparar para el día siguiente una pequeña presentación sobre nuestro cantante favorito. Evidentemente, teníamos que elegir un artista nacional de nuestros respectivos países y llevar también su música.
Yo quería llevarles un poco de flamenco, pero, entre que la mayor parte de nuestros CDs estaban en el coche, que a su vez estaba en el taller (nada grave, sólo una pijada que costará 3oo€ ;-), y que quería llevarles un ejemplo de música que no llevase la etiqueta de "typical spanish", elegí finalmente a Joaquín Sabina, de quien soy fan
number one.La verdad es que siempre hay una leyenda en los comienzos de todos los artistas y en el caso de Sabina no iba a ser menos. Buscando información sobre su biografía, me enteré de que en 197o, debido a su vinculación con movimientos antifranquistas y su pertenencia al partido comunista, tuvo que escaparse a Londres, donde le dieron asilo político, gracias a una entrevista publicada en el Daily Mirror en la que se afirmaba la "mentirijilla" de que en España le esperaba la pena de muerte. Para más inri, el padre de Sabina era Comisario y fue él el que recibió la orden de la detención de su propio hijo. Otra de las curiosidades de su pasado más bohemio, es que en Londres vivió su primer año como Okupa y se sacaba unas "perrillas" tocando la guitarra en estaciones de metro. No obstante, no debió de pasarlo muy mal, ya que el tío montó un cineclub, donde proyectaban películas de Luis Buñuel, y también organizó alguna que otra obra de teatro que en España estaban prohibidas. Fue en este país donde empezó a escribir sus primeras canciones que tuvieron que esperar a ver la luz en 1976, cuando regresó a España.
Otra historia que parece que forma parte de su leyenda es que actuó en un bar donde George Harrison estaba celebrando su cumpleaños. Parece ser que el ex-Beatle le dio un billete de 5 libras de propina. El destino de ese billete no está muy claro, ya que hay una versión que cuenta que Sabina todavía lo guarda con especial recuerdo, pero también hay otra más práctica que dice que "se bebió el dinero esa misma noche".
¿Realidad o leyenda?, supongo que un poco de todo habrá y será cuestión de cada uno, creérselo o no.
Volviendo a la presentación de Sabina en mi clase, seleccioné para la ocasión el tema "Y sin embargo te quiero", donde canta acompañado de Olga Román, quien interpreta la conocida copla de Manuel Quiroga y Antonio Quintero.
Momento de la presentación. Hago una introducción haciendo referencia a ese pasado rebelde del cantante (para darle un poco de salsa al tema, je je) y les pongo la canción. La verdad es que la situación fue un tanto graciosa, ya que imaginaos un grupo tan variado de nacionalidades, desde africanos hasta polacos, pasando por un francés, un ecuatoriano y mi profesora, escuchando a Olga primero y a Sabina, después, je je. Nadie comentó nada hasta que acabó la canción, que, por cierto, se me hizo eterna, debido a mi incertidumbre sobre los gustos de aquél pequeño y variado público.
Y llegó el momento de las impresiones: "me gustó mucho", "no tiene una voz muy buena, pero sí especial", "tiene una voz de fumador empedernido...", je je. La verdad es que sus opiniones no fueron nada desacertadas, pero tampoco muy entusiastas. Yo comprendo que mi apuesta fue muy arriesgada, ya que lo más importante de Sabina no es su voz, sino sus letras y, evidentemente, ante este respetable tan internacional, poco éxito se podía augurar. No obstante, me siento orgullosa de haberlo intentado y , quien sabe, a lo mejor he captado algún nuevo fan del ubetense.
Por cierto, al final fui la única que se preparó la presentación, pero me lo pasé muy bien y creo que ellos también.