martes, 22 de julio de 2008

Conversaciones en una lavandería

No sé si lo he contado ya alguna vez, pero me encanta ir a la lavandería. En nuestro apartamento no había lavadora cuando lo alquilamos y sigue sin haber, ya que nos parecía más práctico y cómodo (que no barato) ir a la lavandería. Esta tarea me la tomo siempre como un momento de relax: cargo la ropa en el coche (la lavandería que está al lado de casa no nos gusta), pongo la radio, llego a la lavandería, pongo la colada y me entretengo leyendo un libro durante media hora. Hoy había hecho exactamente lo mismo hasta que posé el libro en el banco para abrir la lavadora. Entonces el padre de una familia sudamericana que habían llegado hacía cinco minutos, al ver el libro, me preguntó si era española. Ahí empezó la típica conversación, ellos eran de Venezuela y estaban recorriendo Europa porque él había estudiado hacía muchos años en Hamburgo y quería que su familia conociese el viejo continente...entre bla bla bla, que si Galicia es muy bonita, que si España se igualó en precios al resto de Europa...me cuenta que cuando llegaron a Madrid a su mujer le robaron el bolso. Palabras textuales del hombre: "la policía nos dijo que había varias bandas de inmigrantes de Rumanía y Peruanos ..." (con tono despectivo, todo sea dicho). Yo, siempre tan diplomática, le dije que delincuentes había de todas las nacionalidades y que no se podía generalizar y en eso cambió el chip y empezó con el tema de la nueva medida europea para enviar a los inmigrantes de nuevo a sus países,porque ya no hay trabajo para todos... Ambos estábamos de acuerdo en la injusticia de la misma e incluso me sentí incómoda por pertenecer a un país que vivió de la emigración, donde muchos españoles hicieron mucho dinero y su vida en Sudamérica y ahora les pagamos con esta moneda... pero una vez finalizada nuestra conversación y ya en el coche, me puse a pensar en el comentario despectivo de aquél hombre sobre los rumanos y peruanos...Un poco contradictorio, ¿no? También pienso que a lo mejor lo dijo para ver por dónde iba yo, pero no sé...Por desgracia el racismo existe, y existen países de primera, segunda y tercera clase, pero también es cierto que al final todos somos racistas, eso sí, cada uno con su propia perspectiva.

jueves, 10 de julio de 2008

Creo que no me gusta estar sola

Siempre así de ambigua o de gallega, creo que... , no sé si..., je je, aunque cuando tengo que ser rotunda, también sé hacerlo, no os penséis que...je je Pero lo cierto es que toda mi vida he vivido engañada pensando que me gustaba estar sola y ahora, después de casi una semana de Rodríguez (no sé si este calificativo se puede aplicar también a las mujeres) en Hamburgo porque PF está en España (un congresito en Tarragona y de paso visitar a la family), me doy cuenta de que desde el domingo hasta la fecha de hoy he quedado, proporcionalmente, con mucha más gente que durante el resto del año. No me refiero a andar de farra hasta altas horas (bueno el domingo sí, je je, porque tuvimos cena de empresa, por llamarla de algún modo), sino que he quedado con gente para tomar un café o para una cenita rápida en días de semana, algo para la que últimamente estaba muy perezosa. Y en ese sentido no hay mal que por bien no venga. PF me dice que está bien engolfarse de vez en cuando, pero yo no quiero salir por la noche, sino que prefiero aprovechar el día, pero parece que la gente no está por la labor. Hoy tengo party en el piso de una chica que también es del gremio de profesores de español. Seguro que voy a romper un poco la media de edad (una diferencia de cuatro o cinco años, no más), pero seguro que me lo pasaré bien y así el fin de semana se hará menos largo. Mañana también voy a salir, ¿estoy en fase de engolfarme?

Biquiños y buen fin de semana a tod@s.

martes, 1 de julio de 2008

El gran día


Aquí os cuento con algunas fotos cómo hemos vivido el gran día. Vimos el partido en una terraza en Reeperbahn,donde la proporción de alemanes y españoles era bastante desigual, pero no nos intimidó para celebrar el gol de Torres con besos y abrazos. Al final del partido, continuamos un poco la fiesta en el Cafecito, un bar español de la zona, donde se juntaron más banderas españolas de las que había visto en mi vida en directo y donde le sacaban buen partido al disco de Héroes del Silencio, que no paraba de sonar. Amigos alemanes y españoles disfrutamos de un ambiente con muy buen rollo en todo momento y eso para mí fue lo más bonito. Los alemanes como rivales no tienen precio, ya que también reconocieron que la victoria de España había sido muy merecida ("sehr verdient", decían) y que el resultado había sido justo. Una deportividad casi casi desproporcionada, lo sé, pero sin duda, la mejor ;-)