martes, 27 de mayo de 2008

Historia de una chaqueta

La verdad es que no voy a contar ninguna historia, sino una anécdota totalmente estúpida y por la que también podréis preguntaros qué coño me importa a mí (como dice nuestra amiga la Star), pero tengo que actualizar y cualquier excusa es buena.

Resulta que tengo una chaqueta que me encanta, pero que a mi novio no. Directamente dice que parece una "chaqueta de rumana" y, sinceramente, aunque no quiero ser racista (ni él tampoco), muy glamourosa esa definición no resulta. El tema es que yo me la pongo igual, faltaría más, y ayer fue un día de esos. Cuando llego al curso de alemán (sí, todavía sigo haciendo ese curso orientado a la integración en el mercado laboral de Hamburgo, que empezó en febrero y acaba en junio), entra mi profesora por la clase con la misma chaqueta que yo. Ja, ja ja, las dos nos echamos unas risas. Evidentemente, ambas la habíamos comprado en Zara, con la diferencia de que ella en Hamburgo y yo en España. A raíz del tema empezamos a hablar de la globalización, de los precios de la ropa aquí y allá, etc... y por supuesto, aproveché la ocasión para comentar que el dueño de tal emporio es gallego. Lo sé, cualquier ocasión me parece buena para promocionar Galicia, de todos modos aquí lo tengo muy difícil, ya que el monopolio Mallorca no da mucho juego a la competencia. Bueno, que me voy por las ramas.

Simplemente quiero comentaros que vi tan contenta a mi profe con su chaqueta, que eso me dio fuerzas para seguir poniéndomela, ya que, piense lo que piense D o cualquier otr@, lo importante es que nosotras nos vemos estupendas.


Aquí está:











domingo, 18 de mayo de 2008

Menudo carrerón

El otro día entre en la página de la Facultad de Ciencias Sociales de Pontevedra, donde estudié Publicidad y Relaciones Públicas (1994-1998) y donde pasé una de las mejores etapas de mi vida. ¿La razón?, buscar el número de teléfono, ya que me enviaron una carta a casa para comunicarme que 8 años después de pagar el título de la carrera, por fin había llegado y que podía ir a buscarlo. Asimismo, en la carta me informaban de que si en un periodo de tres o cuatro años no iba a buscarlo, lo destruirían. Esto me ha hecho mucha gracia, ya que después de tan larga espera, por un fallo según ellos burocrático (una funcionaria del rectorado me había explicado en varias ocasiones que se habían extraviado, interpretadlo como queráis), que ahora me amenazasen con destruirlo, pues que queréis que os diga, es para reírse bastante.

Bueno, el tema es que los llamé y me han dicho que puedo recogerlo en agosto, ya que por las mañanas la facultad estará abierta. Tengo que decir que me he quedado muy sorprendida con esto, teniendo en cuenta que estamos hablando de funcionarios y de verano. En fin, a veces, parece que las cosas funcionan como deben ;-). No obstante, esta sorpresa había sido nada al lado de lo que acababa de descubrir en la web de la facultad: M.V., una alumna de mi promoción, que ya apuntaba maneras, todo hay que decirlo, es la actual Vicedecana de Calidade e Profesorado de tan prestigiosa (léase con rintintín) institución.

La verdad es que mi carrera fue un caso especial que espero que no pase en muchas más. Yo pertenezco a la primera promoción de una licenciatura que metieron deprisa y corriendo en el Campus de Pontevedra, con sus negativas consecuencias: profesorado sin especializar (la mayoría del Opus y con formación en Periodismo), falta de medios , y con esto me refiero desde ordenadores hasta herramientas audiovisuales como cámaras y mesas de edición (había una para 100 alumnos, imaginaos lo que pudimos aprender) y lo peor de lo peor, ningún profesor del mundo de la Publicidad y Relaciones Públicas (bueno, puede que la memoria me juegue malas pasadas, pero de haberlo sería uno, como mucho). Sé que estoy siendo demasiado dura y que es como tirar piedras contra mi tejado, pero creo que si le preguntáis a cualquiera de los que estudiaron conmigo, tendrá una valoración parecida.

El tema es que todo lo que pasaba entre las cuatro paredes de nuestra facultad era muy fuerte. Muchos de mis profesores realizaron su doctorado con la consecuente obtención de plaza de profesor al mismo tiempo que compartían los libros de los que sacaban el material para darnos los apuntes, con el consiguiente riesgo de que tuviésemos en diferentes asignaturas párrafos repetidos (reir por no llorar). Tampoco quiero con esto afirmar que no tuve buenos profesores, ya que sí que los hubo, la pena es que se podían contar con los dedos de una mano, o, más bien, con dos.

El tema es que viendo este panorama, no me extrañó nada que cuando terminamos la carrera la primera promoción, curiosamente, había un cupo para poder realizar el doctorado, lo cual significaba conseguir casi 100% una plaza de profesor. Yo no voy a poner en cuestión la valía de estos cuatro o cinco alumnos que lo han conseguido, de hecho una de ellas considero que lo estará haciendo bien, pero señores, así no se hacen las cosas. Ya es casualidad, que una amiga mía, que estaba en igualdad de condiciones que los otros, no pudo optar a hacer el doctorado, ¿la razón?, pues no la sé, pero algo me dice que tenía que ver con la religión. En fin, una cosa de escándalo. La verdad es que yo pensé que eso era normal, el hecho de haber un cupo para hacer el doctorado, pero ahora que veo que la gente hace doctorados sin problemas en otras disciplinas..., no entiendo nada.

El tema es que una tía de mi edad es Vicedecana, ascenso que le costó unos diez años. La verdad es que ya entonces se mezclaba más con el profesorado que con sus compañeros y a nadie le extrañó que al año de terminar la carrera ya estuviese dando clases. Sin duda, esta chica se curró la escalada y a la vista está que le salió bien. De todos modos, viendo como han sido sus comienzos, permitidme que tenga el beneficio de la duda, para pensar en qué tipo de méritos ha tenido que demostrar.

lunes, 12 de mayo de 2008

819 añitos








Si Hamburgo ya es una ciudad fuera de lo normal y digo esto con todo el cariño del mundo y con todo el significado positivo que puede tener la expresión, este fin de semana ya se ha salido. El puerto celebró su 819 cumpleaños y miles de personas lo celebraron con grandes fiestas en la calle, en barquitos de ensueño y por supuesto en todos los bares de la ciudad, que no son pocos. Esta es quizá la fiesta más importante (en plan diversión y demás) de la ciudad y claro, con un tiempo totalmente veraniego que ha acompañado, la hemos disfrutado a tope. Además, tuvimos una visita casi sorpresa, planeada en el último momento y que nos ha alegrado mogollón. Morri, un compi de facultad de David, y su novia, Elena, a la que no conocía y ahora por suerte ya conozco, han pasado el fin de semana en nuestra casita y han caído totalmente rendidos ante los encantos de Hamburgo. Ayer se fueron y nosotros continuamos la fiesta con el Grunanlage, una fiesta de música electrónica al aire libre, en un parque que está a diez minutos de nuestra casa. La verdad es que yo no soy fan de este ambiente, por lo que estuve sólo un par de horitas. David se retiró un pelín después y hoy sólo pensamos en descansar y quizá ir a la playa del Elba (prohibido bañarse terminantemente) para ponernos morenitos y disfrutar asi este día de fiesta en toda Alemania. ¿No lo he dicho?, hoy no se trabaja porque es Pentecostés. Ya veis, aquí también les gusta esto de los puentes y fiestas varias. Bueno, aquí os dejo algunas fotitos. Bicos.