La verdad es que no voy a contar ninguna historia, sino una anécdota totalmente estúpida y por la que también podréis preguntaros qué coño me importa a mí (como dice nuestra amiga la Star), pero tengo que actualizar y cualquier excusa es buena.
Resulta que tengo una chaqueta que me encanta, pero que a mi novio no. Directamente dice que parece una "chaqueta de rumana" y, sinceramente, aunque no quiero ser racista (ni él tampoco), muy glamourosa esa definición no resulta. El tema es que yo me la pongo igual, faltaría más, y ayer fue un día de esos. Cuando llego al curso de alemán (sí, todavía sigo haciendo ese curso orientado a la integración en el mercado laboral de Hamburgo, que empezó en febrero y acaba en junio), entra mi profesora por la clase con la misma chaqueta que yo. Ja, ja ja, las dos nos echamos unas risas. Evidentemente, ambas la habíamos comprado en Zara, con la diferencia de que ella en Hamburgo y yo en España. A raíz del tema empezamos a hablar de la globalización, de los precios de la ropa aquí y allá, etc... y por supuesto, aproveché la ocasión para comentar que el dueño de tal emporio es gallego. Lo sé, cualquier ocasión me parece buena para promocionar Galicia, de todos modos aquí lo tengo muy difícil, ya que el monopolio Mallorca no da mucho juego a la competencia. Bueno, que me voy por las ramas.
Simplemente quiero comentaros que vi tan contenta a mi profe con su chaqueta, que eso me dio fuerzas para seguir poniéndomela, ya que, piense lo que piense D o cualquier otr@, lo importante es que nosotras nos vemos estupendas.
Aquí está:
Resulta que tengo una chaqueta que me encanta, pero que a mi novio no. Directamente dice que parece una "chaqueta de rumana" y, sinceramente, aunque no quiero ser racista (ni él tampoco), muy glamourosa esa definición no resulta. El tema es que yo me la pongo igual, faltaría más, y ayer fue un día de esos. Cuando llego al curso de alemán (sí, todavía sigo haciendo ese curso orientado a la integración en el mercado laboral de Hamburgo, que empezó en febrero y acaba en junio), entra mi profesora por la clase con la misma chaqueta que yo. Ja, ja ja, las dos nos echamos unas risas. Evidentemente, ambas la habíamos comprado en Zara, con la diferencia de que ella en Hamburgo y yo en España. A raíz del tema empezamos a hablar de la globalización, de los precios de la ropa aquí y allá, etc... y por supuesto, aproveché la ocasión para comentar que el dueño de tal emporio es gallego. Lo sé, cualquier ocasión me parece buena para promocionar Galicia, de todos modos aquí lo tengo muy difícil, ya que el monopolio Mallorca no da mucho juego a la competencia. Bueno, que me voy por las ramas.
Simplemente quiero comentaros que vi tan contenta a mi profe con su chaqueta, que eso me dio fuerzas para seguir poniéndomela, ya que, piense lo que piense D o cualquier otr@, lo importante es que nosotras nos vemos estupendas.
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